Volando Alto

Volando Alto

21 de marzo de 2010

Por verte sonreir...::

Fui yo quien dijo no,
Y ahora en la misma mesa
Se me enfría el café
Mientras dice que te va a bien
Tranquila ya no volveré a llamar
No me volverás a ver
Está vez me marcho para no volver ♪♫


::

Aveces siento ese maldito vacio en mi pecho.
¿Qué haré ahora?
Siempre lo desee y ahora que está en mis manos, no lo quiero.

Quiero volver a sentir esa pequeña chispa dentro de mí.
¡Crap!

::

Y me puesto a gritar
Estrellando el whisky en la pared
Por verte sonreir
He vuelto yo a perder ♪♫

17 de marzo de 2010

Querido Jasper

- ¿Por qué me miras así?- Realmente no lograba descifrar lo que tratas de decir con esa mirada profunda y mordiéndote el labio inferior.- ¿Sabes? Antes te miraba y sabía exactamente lo que estabas pensando, pero durante las últimas tres horas he tratado de leerte... Y no tengo idea.
- Las personas cambian, siempre cambian. Tal vez la respuesta esté frente a ti, pero no quieres darte cuenta de que la verdad es inevitable.- Me dijiste.

Agachaste la cabeza y empezaste a masajear tus manos; típico gesto tuyo al ponerte nervioso. Tenía que saberlo porque nunca he soportado la intriga, y lo sabes.
- ¿Qué pasa? ¿Qué quieres decirme?- Eras mi amigo del alma y había algo creciendo en esas cuatro paredes que te impedía mirarme a los ojos.
- Ayúdame- Susurraste con más pena de la que jamás pude imagina que cabía en tu ser.
- ¿Ayudarte a que?
- Ayúdame a decirte que te quiero...

Luego de unos segundos noté que tenía la boca abierta. ¿Cómo nos había pasado esto? Se sentía como hace un instante cuando con mentes inocentes podíamos pasar la noche entera jugando en la cama a hacernos cosquillas, pero incluso tu mano me perecía tan lejana.
- Esto cambia todo- Dije con todo el orgullo que poseía. No era necesario que te pidiera que te fueras.

Saliste humillado. Te vi bajar las escaleras asegurándome que ya te habías ido. Estaba furiosa. ¿Por qué me sentía así? Miré por la ventana de mi habitación para buscar respuestas y ahí estabas. Sentado en nuestra banca. Llorando desconsolado. Creo que esa fue la primera vez que sentí que te amaba.

Ahora llevo largos minutos observándote. ¿O han sido horas? No lo sé. Contigo el tiempo pasa tan rápido mi amor. Puedo ver tu espalda desnuda y tu cara sonriente. Te has convertido en todo lo que soñé tener para ser feliz.
¿Recuerdas aquella conversación en mi habitación? ¿Recuerdas la primera vez que te hice llorar? Quiero que sepas que sigo siendo muy joven y a pesar de mi inmadurez, en ese momento me prometí a mi misma mantenerte a mi lado para toda la vida.

Los años han pasado y me siento más enamorada de ti que nunca. Aún en estos días te miro y me sonrojo. No soporto estar lejos de ti.

No han transcurrido ni doce horas desde que nos casamos y sólo quería escribirte para decirte que te amo.

Te prometo que juntos vamos a descubrir la felicidad verdadera, si existe.
Tuya Siempre

Emily.

6 de marzo de 2010

Brillo

Anoche no podía dormir.
Miraba por la ventana y veía pequeñas luces.
Quería tenerlas cerca y no preocuparme de la oscuridad que me rodeaba.
Quería dormir y hundirme en un sueño dulce y placentero.

¡Fuck! No lo lograba.
Malditos temblores.
¿Quién puede soñar con un futuro perfecto si no logró dormirme?

Entre vuelta y vuelta, recordé lo que me faltaba.
Música.

Había estado escuchando Gepe, pero cambié a Javiera Mena.
Que manera de calmarme.

Como siempre soñe, sonó por los 4 minutos 51 segundos que dura.
Me dormí.
Soñé que te acompañaba a tu casa y veía el brillo de tus ojos ántes de dormir.

¡Já!

5 de marzo de 2010

:: Gato De Calle ::


Tengo ganas de dormir.
Tengo ganas de dormir eternamente y despertar como lo hacía antes.
Sin miedos ni remordimientos.


La vida continúa, pero yo no con ella. Estoy estancada. Atrapada. En una soledad sin límites. Estoy atada de pies y manos, y no hago nada para liberarme.


Falta menos de una semana y daré ese paso. Unos días y mi vida terminará de cambiar y abriré los ojos y veré mi futuro. Siento ganas de lanzarme hacia el. Pero caeré. Caeré y caeré. Y jamás llegaré al fondo. Porque no tengo salida. Porque no tengo nada que me haga deternerme en esa huida interminable.


Corro y corro. Pero, ¿por qué lo hago?
Sigo esperando mi respuesta.
Debo determe, pero mi cuerpo no responde.


¿Qué se debe hacer, cuando tu instinto es más fuertes que tu propia mente?
¿Me detengo?



Por ahora, seguiré huyendo.